¿Decisión por sugerencia o por dialogo crítica? Costa Serena y el CEN

    En El Nuevo Día de hoy (16 de agosto de 2008) apareció un articulo con respecto al desarrollo de un complejo ecoturistico en Costa Serena, recién adquirido por Javier Vélez Arocho, dirigente del Departamento de Recursos Naturales (DRNA).  El articulo intenta sugerir que el desarrollo de un complejo ecoturistico en la zona denominada como el Corredor Ecológico del Noreste no es necesario: como ya existe uno cercano a la ciudad, no se necesita otro tan distante a ella.  Su propósito fundamental ya ha sido cumplido.  Si usted llega a esta falsa (y demasiado fácil) conclusión, poco entiende la experiencia 'religiosa' que puede proveer la naturaleza o la apreciación por la naturaleza que se puede llegar en una reserva natural.   Precisamente debido al hecho que el complejo turístico Loiza es tan cercano a la zona metropolitana es la razón por la cual "no cumple" con los requisitos de una reserva natural en su sentido magnánimo.  Cuando uno entra a Piñones, uno sabe que San Juan esta alrededor de la esquina porque acaba de llegar de el.  En contraste, cuando uno va al territorio del Corredor Ecológico del Noreste, uno sabe precisamente que NO se encuentra en la ciudad, no tan solo porque lo puede ver a una distancia, sino porque sabe que tiene el gran dios taíno (el Yunque) como vecino de esquina.  Incluso, el mero hecho de estar tan cerca a la zona metropolitana amenaza el complejo ecoturista en Piñones con ser absorbido por la zona metropolitana,  destruyendo lo que hubiese sido su propósito y definición principal.  Inversamente, cuando uno sube a Mount Britton, la vista que uno adquiere es la del Corredor Ecológico del Noreste, creando un obvio lazo mental entre el carácter "natural" de ambas entidades para miles de locales y turistas que visitan todos los años.  Nosotros los puertorriqueños tenemos que empezar a valorar la naturaleza cua naturaleza (por lo que es) y no seguir entregandoselo al  mejor postor que pague la mayor cantidad de chavitos.  Una vez que se pierda, nunca se podrá recobrar.  El fenómeno es particularmente cierto con aquellos activos de un alto valor monetario. ¿Ya se han olvidado de la venta de hospitales por Pedro Rosselló, entre tantos otros valiosos recursos?  A no cometer el mismo error.