Eduardo Bhatia y el cobarde oportunismo del Partido Popular Democratico (PPD)
¿Es el Partido Popular (PPD) el ‘sumidero de la corrupción’, como sugiere Ruben Berrios del impacto del colonialismo en Puerto Rico? Desconozco. Lo que ciertamente da pena es ver como importantes figuras como Eduardo Bhatia, quienes le han hecho un asalto frontal a los principales problemas de Puerto Rico, entre estos la educación y la electricidad, son hechados del lado para hacerle paso a candidatos construidos como David Bernier.
Willito Jr, de Caguas, ya estaba diciendo que se necesitaba una figura ‘conciliatoria no-controversial’, mientras que otros estaban argumentando que lo importante era tener un administrador. La postura me recuerda a una figura cobarde y siniestra—un corcho que flota entre administraciones—que denominaremos “L.A.”, que demuestra la misma cobardes posturas: que otros asuman el costo de reformas mientras que ellos se lucran de sus beneficios.
No parece haber mucha diferencia entre David Bernier y Alejando Garcia Padilla. Ambos estudiaron en Puerto Rico, asumiendo sus carreras profesionales de universidades locales, dentista y abogado respectivamente. Ambos son relativamente jóvenes, 38 y 44 años respectivamente. Mas importante aun, ambos fueron seleccionados para dirigir instituciones de alguna envergadura que luego facilitaría su candidatura a la gobernación, Comite Olímpico y DACO respectivamente. Que tales patrones reflejen tanto la vida de Rafael Hernandez Colon, quien sirvió en la Comision de Servicio Publico a una temprana edad, sugiere que ambos candidatos han sido forjados por este mismo. Ciertamente ambos fueron ágiles en sus bien definidas misiones; todavía recuerdo a García Padilla ‘invadiendo’ a uno que otro supermercado para imponer infracciones debido a precios indebidos en piezas de res. Pero lo cierto es que las cualidades requeridas de un gobernados son mucho mas amplias que esto, y una razón por el cual Garcia Padilla no dio ‘pie con bola’
Pero, ¿que entonces necesitamos de un buen gobernador? La contestación no es tan difícil: se requiere a alguien con la inteligencia y madurez que pueda hábilmente distinguir entre prioridades importantes de cosas vanas y superficiales. Es decir, necesitamos un gobernado que pueda verbalizar una vision sobre donde Puerto Rico debería de ir, de una manera coherente que movilice los espíritus puertorriqueños en esa dirección. En este sentido, no hay mejor figura que Eduardo Bhatia. Es precisamente la razón por el cual es una figura ‘controversial’ que no hay mejor candidato a la gobernación que Eduardo Bhatia.
Comparemoslo con los dos candidatos. Bhatia no es un ‘niño’ al tener unos 51 años. En contraste con las dos figuras, Bhatia ha estudiado en las universidades mas prestigiosas de Estados Unidos: Princeton University, Stanford Law School, y la escuela de relaciones internacionales Woodrow Wilson. Ha sido becario de la importante Fulbright, donde estudio en Chile por un año. Con respecto a las credenciales, no hay comparación alguna; la mera sugerencia es casi un insulto.
Si Puerto Rico internalizaria una jerarquia de genuina meritocracia, que lamentablemente raramente ocurre, el mismo David Bernier se hecharía de lado para cederle el paso a Bhatia.
Es bochornoso ver como el Partido Popular le esta ‘hechandole la toalla’ a alguien quien tan importantes esfuerzos ha liderado en Puerto Rico. Los enormes fondos que van a educación no resultan en mejoras academicas de proporcional magnitud; todo lo contrario, lo que sugiere la valides del reclamo de Berrios (sumidero de corrupción). Alguien ciertamente tenia que decirle a Aida Diaz, presidenta de la Asociación de Maestros de PR, que se esta mintiendo a si misma. Igualmente, la dependencia del petróleo pone a la isla en una situación sumamente vulnerable. Aunque hemos mejorado algo, todavía falta mucho que hacer. (La importancia de estos temas hemos discutido en previos ensayos.)
Con un partido tan ingrato, Bhatia debe de estarse preguntadose a si mismo si el PPD es el partido donde pertenece. Poco cambia en la vida política puertorriqueña.