El colapso del gobierno puertorriqueño

    En su importante estudio sobre la caída de las sociedades, The Collapse of Complex Societies (1988), Joseph Tainter describe los procesos bajo los cuales sociedades como los Maya, Chacon, y el imperio Romano, con altos niveles de  division laboral, proyectos infraestructurales de envergadura, y gobiernos de sustancial tamaño, colapsaron bajo su propio peso.  Presumiendo descripciones globales como las del Arnold Toynbee, Tainter logra identificar una sorprendente simple dinámica matemática que sugiere las causas de las mismas.  

    En términos basicos, los gobiernos caen por su baja eficiencia: es demasiado costoso producir servicios relativo a los ingresos que genera, dando a la lógica conclusion por sus ciudadanos que tienen que desvicularse del mismo para desenvolverse en la vida.  La sociedad se ‘atomiza’ debido que los costos de la complejidad social superan sus beneficios.  ¿Para que tener tantos lujos si uno va a terminar como esclavo al estado?  La ley de rendimientos menguantes (‘law of diminishing returns’) llega a su ‘cúspide’, poniéndole una daga mortal que hiere mortalmente su impresionante complejidad social.  El hombre regresa a su estado primitivo, ‘pre - civilizacional’, sin saber como las enormes obras que lo rodean fueron construidas.

    El asunto es uno mucho más complicado que lo escrito en dos párrafos, pero es un interesante lente por el cual ver nuestra sociedad puertorriqueña contemporanea. 

    Es bastante obvio que el estado puertorriqueño ha perdido un enorme grado de agencia (“agency” en ingles) con el cual bregar con asuntos medulares; el decaimiento puede ser observado en multiples instancias que nos rodean, grandes y pequeñas.  Que un pueblo se vea en todo derecho de amenazar los ciudadanos de otro pueblo debido la entrada de sus estudiantes siguiendo el posible cierre de la escuela solamente ocurriría en un ambiente relativamente anárquico.  El maltrato de los animales, nuestros ciudadanos mas vulnerables, revela poco temor de represalias por el estado benefactor que ayuda a mantener paz y orden en la tierra.  

    Pero quizás el mejor ejemplo al momento del decaimiento estatal es el problema del agua.  

    Este problema tiene poco que ver con el ’calentamiento global’, sino uno de mal manejo.  Puerto Rico tiene mas que abundantes fuentes de agua al ser un país tropical.  Por contraste, uno de las causas de problema de California se debe a la latitud 30 grados en la cual se encuentra—que típicamente son zonas desérticas al estar al borde de dos enromes células climatológicas. En su caso, el calentamiento global multiplica vulnerabilidades climatológicas ya pre-existentes.

    Por décadas se ha conocido del problema del agua, al fácilmente calcular la total creciente población y las fluctuaciones de los embalses.  Obviamente, a manera que crece la población, mayor sera su requisito de agua.  Es en parte la razón por el cual se construyo el “Supertubo” chupando agua de la zona oeste para San Juan.  Los embalses están ahi, pero necesitan dragado para ampliar su base de retención del esencial H2O.  Es un trabajo sucio, de alto esfuerzo y labor que se tiene que repetir año tras año.  Por años se sigue escuchando la necesidad, y por igualmente largo numero de años se sigue ignorando.

    El problema del agua es idéntico al problema de las finanzas del gobierno: una crasa ausencia de acción ante conocimiento del problema.

    Finalmente, el problema de la educación es simplemente imperdonable—y otro ejemplo de la perdida de agencia gubernamental.  Sea cual sea su razón —la existencia de tal grado de negligencia para una pequeña isla del Caribe es imperdonable. (Es obvio que el problema de debe tanto a las escuelas como a las familias que envían sus niños a la escuela.)  Podemos decir que nuestro único recurso ‘natural’ es nuestra gente al carecer de amplias bases de territorio como Argentina, Chile, o Brazil.  Una dinámica particularmente contundente a nuestras circunstancias es que mientras más pobre sea nuestra educación, peor será la calidad de vida y la salubridad económica puertorriqueña.

    El estado puertorriqueño no ha ‘colapsado’ como otras colectividades (Maya, etc), pero no es menos cierto que se esta tambaleando peligrosamente cerca del abismo social.