Impresiones sobre la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE)*

    Parece que Lisa Donahue y los bonistas le van a dar un fuetazo a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).  Ya cuatro altos ejecutivos de la agencia renunciaron, algo que es mas indicativo que están sacando personas del medio para realizarle serios cambios.   Es en tiempos así que fuese bueno que la data de la AEE fuese mas transparente de lo que actualmente es.  En ausencia de tal data, vamos a proveer algunas impresiones de los mismos, utilizando hechos concretos, casos en contraste, al igual que una comparación con casos históricos.  ¿Deberíamos de perder el ultimo legado 'corporativista' de Luis Muñoz Marin, o debiéramos ceder paso al cambio radical en dicha agencia?  ¿Puede haber un paso intermediario, que permita la autonomía de dicha agencia, mientras que se implantan tecnologías innovadoras?  

    Como supondrán, nuestra posición es la ultima: cambios institucionales moderados que permitan la ágil transformación tecnológica de dicha agencia.  Veamos los hechos primero.

    ¿Porque la AEE? La industria petroquímica de los 1960.

    La Autoridad de Energía Eléctrica en su estado actual es un reflejo de la segunda fase de industrialización que se dio en Puerto Rico durante el "Muñozato".  Las primeras industrias en la década de 1950 habían sido basado en procesos de alto labor--producción de textiles y ropa, etc.  Esto había producido un enorme salto en el numero de empleos, pero para la siguiente década se decidió implantar una segunda fase, opinando que seria de mayor rendimiento económica a la isla: la industrias de capital intensivo.  

    Un grupo principal no fueron las farmacéuticas, sino las compañías con base petrolíferas.  La más conocida en imaginario publico fue la CORCO, una corporación privada; pero fue una de cientos de otras que fueron establecida en esos años.  El éxito inicial de este proyecto dio a su expansión, sugiriendo que procesos de refinamiento secundarios de los productos destilados generaría una enorme base industrial para la isla.  Todo esto se debio en parte al resultado de los avances en la química orgánica de los Alemanes durante la primera mitad del siglo veinte, que fueron "secuestrados" por los aliados hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial.  Alemania llegó a Puerto Rico mediante la base de tolueno, uno de cientos de otros petroquimicos derivados.

    Pero, estas industrias tenían un carácter particular.  Para refinar los miles de productos secundarios, derivados del petróleo, se requería la más altas calidad de energía eléctrica.  Esto es un punto importante, sobre el cual debemos de darle énfasis. En estas instalaciones costando millones de dólares,  el más mínimo flujo de electricidad haría que su entera producción del día tuviese que ser descartada, resultando en una pérdida de decenas de miles de dólares por día.  Aunque la producción de electricidad por Autoridad de Fuentes Fuentes Fluviales, como su nombre sugiere, estuvo basado en cuencas de agua formadas por represas hidroeléctricas, esta no podía suplir el alto calibre y estabilidad electricá requerida por la demanda de la industria petroquímica que entonces se encontraba en la isla.[1] 

    Esta demanda suscitó en un cambio drastico en la AFF, transformandose en lo que ahora conocemos como la AEE, cuya construcción de plantas termoeléctricas basadas en la quema de petróleo le permitió garantizar la fidedignidad requerida por dichas industrias al igual que el suplir el drástico aumento poblacional.  Es un beneficio del cual la farmacéuticas, quienes remplazaron las petroquímicas como el sector industrial dominante en la isla, tomó ventaja durante la decada que siguió.[2] 

    Con la consiguiente eliminación de las 936, y la gradual perdida de compañías de capital intensivo en la isla, se fue gradualmente generando una sobrecapacidad de producción eléctrica en la isla--algo que contribuyó enormemente a la necesidad de tener que utilizar cualquier excusa para aumentarle las tarifas a los usuarios, en particular el cargo cuestionable del 'arbitrio por combustible' que nunca ha sido claramente explicado en los medios.  Cualquier necesidad de capital por al corporación publica podía ser ajustado mediante este impuesto arbitrario, ayudando a mantener a flote la corporación.[3]

    Tenemos que destacar que la gran mayoría de las generatrices de la AEE tienen demasiados anõs de uso--unos 40 años--y estas en algun punto cercano van a tener que ser eliminadas por su obsolencia.  Igualmente, como todos saben, en contraste con la PRTC de los años 1980, la AEE se ha asemejado más a las otras corporaciones publicas puertorriqueñas en sus enormes niveles de deuda 'extra-constitucional'.  Personalmente, uno de los datos que encontré mas interesante sobre el estudio de la Brookings Institute fue el enorme porcentaje de la deuda publica que proviene de las corporaciones publicas en la isla. (Les recomiendo que busquen estos estudios y los lean ustedes mismos.)  Es bastante claro que la AEE también se ha caracterizado por 'nepotismo político', en el sentido que los partidos políticos han utilizado la corporación publica como un embudo para sus partidarios.  Claques se han formado en la corporación publica, que elimina la posibilidad de acciones uniformes y ágiles en la corporación.  En este sentido, los problemas de la AEE tienen algún parecido a los del Departamento de Educación; la política ha 'envenenado' su agilidad institucional.

    ¿Que hacemos con la AEE? El caso de Hawaii

    Es  claro que la AEE requiere cambios  profundos ante esta situación. Tiene que ajustar sus finanzas, agilizar su tecnología y establecer un proceso de reestructuración institucional.  

    No obstante--y esto es un punto importante--no se puede permitir que el 'carácter' de la institución cambie meramente por su débil estado financiero. Una nociva practica que comúnmente se ha visto por financieros es tomar tiempos de crisis económicas para implantar cambios irreversibles en las 'reglas del juego', tomando ventaja de la crisis y así alterando el balance de las responsabilidades sociales que mantenían dichas agencias.  Es decir, tenemos que 'rescatar' la AEE de los bonistas, para mantenerla como una corporación publica netamente 'puertorriqueña', pero a la misma vez brindandole agilidad institucional, financiera y tecnológica para que pueda sobrevivir exitosamente durante le resto del siglo 21.  La pregunta que tenemos antes de todo es, ¿cómo realizar tal hazaña?

    Como he mencionado previamente, la historia de la Puerto Rico Telephone Company (PRTC) puede sugerir algunos rutas a la cual seguir, al igual que caminos el cual deberíamos de evitar.  Específicamente, tal como ocurrió con la llegada del celular que revolucionó la industria de las telecomunicaciones, la AEE puede tomar ventaja de las nuevas tecnologías revolucionarias que se están dando en el mercado: innovaciones de paneles solares y la nueva batería Tesla, entre otras.  Es también importante destacar que la privatización típicamente implica la fracturacion de servicios homogéneos, algo que la AEE debería de intentar de evitar.

    Antes de empezar, podemos notar un ejemplo contemporáneo ilustrativo.  En particular, un reportaje sobre el rápido crecimiento de paneles solares en Hawaii--una isla tropical bajo similares condiciones que Puerto Rico--provee lecciones importantes para nuestro caso. El abrupto crecimiento de paneles solares en Hawaii ilustra que a manera que el numero de dichos paneles aumenten en manos privadas de los residentes y/o comercios, generará un inevitable choque entre la compañía eléctrica y sus clientes.  En términos simples, cada unidad solar que sea establecida en un hogar o negocio será una cuota menos que la compañía eléctrica recibirá al no estar proveyendole servicio eléctrico, o reducirá drásticamente la cantidad suplica por la corporación eléctrica.  

    Analizar este 'punto de interacción' es clave para la resolución de nuestro problema.  En términos simples, se tiene que establecer legislación que 'armonicen' los intereses de residentes/negocios y su derecho innato a paneles solares, con la existencia estratégica de la compañía eléctrica en garantizar servicio eléctrico a través de toda la isla.  Es decir, tenemos que averiguar una manera de cómo permitir el ágil crecimiento de los paneles solares mientras que a la vez preservamos una ágil infraestructura eléctrica en la isla.

    A mi entender, la mejor solución es la siguiente, sugerida en parte por la historia de la ATT.  Debido que las generatrices tienen demasiados anõs de uso, y tienen que ser removidas en algún punto del sistema de todas maneras, se debería de aceptar la agil privatización de la INSTALACIÓN de nuevas 'micro generatrices' (lease paneles solares, etc), pero manteniendo dichas microgeneratrices dentro del sistema eléctrico de la AEE.  Es decir, con tal de que las microgeneratrices cumplan con los requisitos técnicos básicos de la AEE (algo que no es difícil de hacer), permitan la agil entrada de estas al sistema y a manera que estos paneles eléctricos vayan entrando al sistema, la AEE debería de gradualmente ir eliminado las viejas generatrices que operan al momento.   La solución es factible desde un punto de vista tecnico, debido que los requisitos de electricidad residenciales/comercios no son del mismo alto nivel que los requisitos eléctricos de industriales de capital intensivo.

    ¿Como específicamente haremos esto?  Bueno, es bastante obvio que todo sistema eléctrico no duraré eternamente, y en algún punto requerirá mantenimiento del mismo para continuar su agil y viable funcionamiento.  A mi entender, es en este punto--en unos 20 años aproximadamente, que la AEE, bajo su nueva reestructuración, 'obtenga' los derechos a dichos sistemas residenciales eléctricos, efectivamente transfiriendo los 'derechos de techo' de todas las residencia al dominio de la AEE. 

    Es bastante obvio la ventajas de lo sugerido.  

    1) En efecto, las inversiones privadas de los residencias bajo este nuevo esquema reglamentario seria una inversión directa a la 'generación de electricidad de la AEE, en un momento cuando la AEE simplemente carece de capital para realizar los cambios ('upgrades') a las generatrices que tienen que estar realizando al momento.  Se posterga la enorme inversión necesaria hoy en lo que la corporación publica estabiliza su administración y finanzas.

    2) También notamos que la propuesta sugerida tiene suficiente flexibilidad, como para permitir a cualquier sistema micro-generatriz (viento, marea y sol) entrar en la producción de energía eléctrica, sin predetermina un sistema o otro (que no podemos hacer por el mero hecho que no podemos predecir innovaciones tecnológica y/o descubrimientos científicos del futuro.) Al no limitarse a cualquier sistema particular, todos estos pueden 'competir entre si' en lo que se determina la solución mas viable, y/o se van desarrollando nuevas tecnologías; prevenimos que la AEE ciegamente se 'ate' a una tecnología particular que pueda o no caducar en el futuro (como ha ocurrido con las termoeléctricas existentes).  Igualmente tiene la doble ventaja de generar un nuevo sector económico con un alto numero de creación de empleos.

    ¿Que harán los industriales?

    La demanda industrial por la energía eléctrica fluctúa enormemente, en contraste con la demanda poblacional al esta ser relativamente estática.  Un día tenemos 'mega corporaciones' que exigen altos requisitos de calidad de su servicio eléctrico, solo para desvanecer de un día a otro--como ocurrió con la industria petroquímica en el Puerto Rico los 1960, Ahora, la industria farmacéutica se esta saliendo gradualmente de la isla.  Es un contundente hecho que la realidad colonial de la isla--toda relación industrial estará sujeta a leyes federales que un día a otro pueden cambiar sin control alguno por parte de Puerto Rico--le brinda incertidumbre a cualquier política industrial fundamentada en relaciones internacionales.

    Debido la indudable realidad de esta incertidumbre debido al estado colonial puertorriqueño, debería de ser una politíca publica del gobierno de Puerto Rico que la responsabilidad de dicha demanda tendrá que ser compartida con la compañía que decida establecerse en la isla.  Específicamente, la sugerencia que la AEE debería de alguna manera responsabilizarse por 'estandartes industriales' es una política fallida que a la larga le sale mas costoso a la isla, debido al hecho que, de establecerse, salida de cualquier industria genera costos que tendrán que ser sufragados por 'el pueblo puertorriqueño', como esta ocurriendo con las farmacéuticas al momento.  Es decir, la incertidumbre de política colonial le brinda fallas inherentes a dicha política industrial, dando a la inevitable conclusión que el gobierno debería de evitar dichas garantías como principio de politica publica.

    No obstante, no todo esta perdido.  Que la corporación Tesla también estableció 'baterías industriales', permite la normalización de cualquier exceso de producción en la isla ser establecido mediante las mismas.

    Sin duda alguna, cambios tecnológicos cambian 'las reglas del juego' para todo el mundo.

    

NOTAS

1. Las primeras hidroelectricas de hecho fueron establecidas por la AFF en la costa sur durante la decada de 1950, bido a la industrializacion de sectores 'labor intensive'.

2. Una serie de cambios internacionales, entre estos tanto la crisis de la OPEC como cambios de politica publica estadounidense, terminaron rapidamente con dicho sector industrial en la isla.

3. Es también interesante destacar que cuando se implantaron las generatrices en la década de 1960, el precio de la gasolina estaba 'por el piso' durante la 'era del Cadillac'.  Pero, construir una planta termoeléctrica no es lo mismo que cambiar de modelo de automóvil al aumentar el petroleo de precio. Es un señalamiento que aplicaría igualmente al uso de gas: ahora barato, pero caro en el futuro.