La ausencia de seriedad de Luis Fortuño (PNP)

    El orden social, tema sumamente serio y delicado, no debería de ser bola de béisbol en año de contienda política; no es un juego.  El político serio debería de dejar el tema para momentos de calmada reflexión, cuando existen menos posibilidades de influencias extraneas sobre su debida deliberación comunitaria--todo lo contrario al cambio 180 grados de Luis Fortuño quien ahora le interesa resucitar la ley 99.   Aunque este posiblemente perciba dicha ley como una ley "anti-gay" y en dar la apariencia pública de lidiar con un deterioro social, lo cierto es que el tema es mucho más amplio que eso, del cual "los gay" son solamente un "subset" del grupo más amplio.  Concierne cambios macros sociales de gran envergadura que no pueden ser identificados en un lugar o causa particular, como por "esto" y "lo otro" y, por lo tanto, no pueden ser meramente resueltos por un pedazo de papel con tinta derramada sobre sus lineas.  Desafortunadamente, es mucho más complicado--más aun que los mismos defensores del "puertorriqueñismo" quisieran admitir.  El esfuerzo fortuñista me recuerda irónicamente al intento de Rafael Hernández Colón en legislar 'la lengua' para intentar que esta sea una de indole "castellano" (español), ignorando que esta misma nació de un proceso evolutivo entre el latín y la lenguas vernáculas de lo que ahora es España.  (De haber sido legislado en aquel entonces, no tendriamos el español.)   Lo que da pena de todo esto es que Fortuño, y todos los demas políticos, debería de estar usando el podio público para llamar atención a una auto-reflexión de quiénes somos y qué nos aflige, de cómo podríamos resolverlo y a donde queremos ir.  Es decir, obvia su deber en ser "chota" en el sentido más amplio de la palabra, como quizás lo fueron Luis Muñoz Marín o Luis Ferrer: el llamar atención a las más graves injusticias y los más serios problemas que nos afligen como comunidad, elevando asi la conciencia puertorriqueña.