La teoría de intermediarios en el neoliberalismo puertorriqueño

    Cuando mi padre murió el año pasado, fue algo triste observar la conducta de un pariente, previamente empelado en un banco isleño.

    Luego de su fallecimiento, y en medio del trauma emocional que naturalmente ocurre en estos momentos, representantes del Centro Medico nos trajeron una hoja de 'evaluación de servicios'--un cuestionamiento cuya cruda existencia parecía presumir que acabábamos de comer en McDonald's, queriendo estos que evaluáramos su 'Happy Meal'. Entorpecidos, permitimos que dicho pariente tomara la hoja de evaluación y llenara alegando que el "servicio" había sido "excelente".  En momentos así, uno tiene pocos deseos de ponerse a discutir lo que, bajo las circunstancias, parecen ser vanas trivialidades; la muerte no se puede virar para atrás.  

    El actual hecho, no obstante, era que se habían dado torpes problemas en su tratamiento.  No tan solo la gran mayoría de los doctores que lo atendieron parecían acabar graduarse de la escuela médica, sino que el "médico" que intentó ponerle el tubo de alimentación por la nariz realizó un pésimo trabajo, torturando a un pobre anciano que estaba en sus últimos tramos de vida.  

    La manera en la cual este pariente tomó la hoja de evaluación fue tan abrupta que rayó en lo chocante, dando la firme impresion que quería esconder cualquier error causado por la privatización médica en nuestra pequeña y querida isla.  El pariente, quien había visitado solo unos pocos "minutos" durante la estadía hospitalaria, arribó al último momento luego del fallecimiento para distorsionar todo lo que había ocurrido durante una larga y difícil semana y media.  

    Su "noble ejemplo" sugiere el papel nocivo que cierto tipo de instituciones intermediarias tienen sobre la "verdad colectiva" que permea nuestra pequeña y querida isla tropical.  

    Las nuevas instituciones intermediarias modernas, como son los bancos, sirven como 'puntos de contacto e interacción' entre los miembros de nuestra colectividad.  Mediante las millones de transacciones e cuentas bancarias, el banco adquiere informacion confidencial de cada uno de sus miembros.  Estos sustituyen funciones previamente ejercidas por la Iglesia Católica, pero sin el código de ética que rige dicha institución al (obviamente) ser motivados por el "único código de lucro" que permea sus instituciones comerciales. 

    En un pequeño pueblo con un sacerdote, podríamos sugerir, el fenómeno de 'confesión' podría haber sido utilizado por el 'cura' para resolver choques entre miembros de familia.  Al enterarse de los diferentes gravámenes, el sacerdote funcionaba como 'mediador' (término moderno) entre las partes, para 'discutir' entre si puntos de conflicto y acuerdo, buscando restablecer la perdida armonía y cohesión social.  Numerosos intermediarios personales han ejercido dicha función en las sociedades, típicamente siendole atribuida la función a la mujer de la familia.

    Por contraste, el papel de los intermediarios en una sociedad moderna y colonial es muy diferente a esta, debido que estos solamente buscan establecer las metas y agendas ya establecidas por su 'rampante capitalismo' (o por lo menos aquel definido por lo lentes locales con poco entendimiento de su actual desarrollo).  El mero hecho de ser mujer, lejos de conferir una elevada posición moral que antes ocupaba en nuestra sociedad, es ahora tristemente utilizada por estas nuevas instituciones para socavar la importante conciencia de graves problemas colectivos.

    Se puede fácilmente observar que una de las funciones o propósitos principales de dichos intermediarios es dividir aquellos individuos quienes tendrían mutuos "intereses comunes" pero (posiblemente) contrarios a las empresas matrices a la cual los mismos intermediarios pertenecen.  Con una gran sutilidad, que seria meritoriosa de un Nobel si no fuese por los nefastos fines quienes la rinden meritoriosa solamente del zafacón, estos distribuyen pedazos de des-información que lentamente logran su propósito de "dividir y conquistar".  Mediante la táctica, sus 'enemigos' se encuentran 'juntos pero aparte', asi disolviendo las bases de oposición antes de que se realizen.  "Nipped in the bud", como se diría en inglés.

    En la nueva "batalla", las viejas maneras contundentes de coerción física y violenta agresión son transformadas a la amable manipulación de comunicación e psicología.  La batalla se resitúa desde el mundo fisico 'exterior' hacia el 'interior'.  Sus nuevos peones consisten de amables hombres que sonríen y apaciguan, mientras que 'silenciosamente' tiran al aire sus hábil pero distorsionados murmullos.  Cualquier información es tomada para ataque, independientemente de su validez o credibilidad; lo que seria utilizado para asistencia es manipulado para hundir y difamar.   La intrusión sobre la intimidad del individuo se convierte en la norma, poniendo en choque a esposa contra esposo, hijo contra padre, y hermana contra hermano.  Para sus lacayos, la verdad es meramente una herramienta de trabajo que, sin ningún titubeo moral, puede ser fácilmente alterada para lograr sus propósitos.

    Dichos intermediarios no entienden que, mediante sus acciones, ponen en peligro el orden social al socavar las fundaciones morales en sus cimientos.  Falsa e ignorantemente presumen que el orden moral establecido por la "Larga Generación" que perduró durante la Segunda Guerra Mundial, y consecuentemente con un alto nivel de capital social, permanecerá independientemente de las acciones esta "corta generación".  (Muy lamentablemente, la "Larga Generación" se esta desvaneciendo rápidamente cincuenta años después.)  Los intermediarios modernos miran al mundo 'moral' de la colectividad como si estuviesen exentos de este, como si criterios comunes y normas colectivas no aplican a estos, como si viviesen en 'universos paralelos y apartes'.  

    Mediante sus acciones, gradualmente contribuyen a la destrucción lo que una vez había sido la joya cultural conocida como la puertorriqueñidad y lo puertorriqueño.