Me llamaron tecnocrata el otro diay no se si estar alagado o ofendido

    Estaba hablando el otro dia sobre asuntos digitales con una bibliotecaria de la vieja guardia y, de la nada, me llamo tecnocrata. Wow. Esa es una palabra mas fuerte de lo que me imagino ella supone y no supe si sentirme alagado o ofendido.  

    Por un lado, podría sentirme alagado por la implicación del enorme poder social que ese termino implica. Un tecnocrata, por lo general, esta a cargo de varios cientos de millones de dólares, y sus decisiones afectan individuos ordenes de magnitud mayor. Frederick Taylor en Estados Unidos o Leonid Brezhnev en la vieja Union Soviética fueron tecnocratas. Industrias y segmentos económicos enteros fueron afectados por ellos. Por mi parte, mi influencia meramente se basa en la expresión de  mis ideas, tan buenas o malas como sean.  El impacto social mas grande que tengo es sobre una pequeña gatita abandonada que recogí debajo de un árbol,  siempre  pidiéndome que le de de comer.

    Pero, por el otro lado, me sentí algo ofendido. Un tecnocrata típicamente es la figura faustiana que ha hecho un pacto con el diablo, sacrificando miles de vidas para obtener un propósito idealizadotécnico en este caso particular.  Uno de los mejores estudios del fenómeno es el libro All That Is Solid Melts into Air por Marshall Berman (1982). Aunque soy un entusiasta tecnológiconuevas tecnologías presentan nuevas oportunidadesme considero muy lejos de considerar la tecnología la solución final y absoluta para todo.  Por lo contrario, siempre he tratado de utilizar la tecnología para salvaguardar la naturalezatal como mi afiliación con el exitoso (ahora viejo) proyecto del Corredor Ecológico del Noreste. Igualmente, he tratado de utilizar la tecnología para ampliar el numero de voces académicas que se pueden escuchar en el ojo publico.  Confundir esto por la tecnocracia es, en mi opinion, un enorme error.

    Quizás fue una reacción defensiva por la estimada amiga bibliotecaria.  Le acababa de comentar que los bibliotecarios tienden a ver las posibilidades de lo digital solamente dentro de sus esquemas de entrenamiento profesional, sin ampliar sus mentes sobre posibilidades aun mayores de lo que tienden a imaginarse.  Pensar que lo digital es meramente es una nueva manera de llenar cubitos de información: autor, titulo, numero ISBN, fecha de publicacion es un enorme subestimación de las posibilidades tecnológicas, como aplicadas al mundo de los libros. No puedo enfatizar esto lo suficiente.

    A los bibliotecarios le vendría bien una dosis de filosofía: la consideración abstracta y teórica de asuntos cotidianos. 

    Lo se por que en un punto de mi vida tome cursos de bibliotecología e inmediatamente note la falta de teoría en el campoo por lo menos en las clases que tome. Por lo general, muchos estaban ahi meramente para ser burócratas con trabajos aburridos pero estables y garantizados. Aman lo libros, ciertamente, pero no necesariamente el proceso intelectual detrás de su creación.

    Por ejemplo, cuando en la clase tuvimos que leer libros de caracter filosofico en el campo, llegué optimista de tener profundas conversaciones en la clasesolo para ver las caras blandas de maestras buscando como poner el cuadrado en el roto circular o el triángulo en el roto de estrella.  

    Un típico error humano que se repite a través de la historia es el presumir que cambios a nuestro alrededor no nos van a impactar.  Son tantos los ejemplos, que solamente proveeré uno.  La Western Union del siglo XIX rechazó la patente del teléfono cuando Alexander Graham Bell se la ofreció por lo que ahora es un precio muy módico.  Argumentaron que el teléfono era meramente un juguete.  Cuando Larry Page y Sergei Brin le ofrecieron su algoritmo de búsqueda a otras compañías, incluyendo Microsoft, esta la rechazo abrumadamente.  

    Sin tener que narrar las consecuencias de sus historias, bien sabrán lo que paso después por las entidades predominantes hoy dia.  Se han convertido en las corporaciones más grandes y rentables del mundo