Mi amigo Aristóteles

    ¿Cuán diferente serian nuestras comunidades si cada uno de nosotros nos pusiéramos a leer los clásicos: Aristoteles, Platon, Herodoto o Thucydides.  Cada uno de ellos nos llevaría a traves de centenares de años hacia los principios del saber, a un mundo distante del nuestro donde lo unico que importaba era una logia cristalina y un sentido moral de hierro.  Aprenderíamos de temas poco cubiertos en nuestro quehacer cotidiano: la fuente de la virtud, las trampas del arte, los mejores ordenes sociales, y la gran diversidad de estilos de vida y gobiernos del ser humano.  Cuan diferente serian nuestra comunidades si recogiéramos la Etica Nichomaciana o los Dialogos, o la Guerra del Peloponeso.

    Pero poca gente, si alguna--con la excepción de los profesores dedicados a su estudio--tiende a recoger dichos tomos.  Leerlos requiere tiempo, disciplina, y dedicación; o, por lo menos, al principio. ¿Para que leer las palabras de alguien que vivió hace mas de dos mil años, cuando podemos ver una película e acción 'en vivo' y con todos los sentidos llevados a su saturación mediante enormes bocinas magnéticas o reflexiones de luz del proyector.  Porque dialogar con los genios del pasado, cuando podemos entretenernos con las ultimas ficciones del presente, hechas tan vividas y 'reales' con la tecnología del presente?  ¿Porqué, podrán preguntarse algunos, dedicarle tiempo a los huesos del pasado, ya desgastados en polvo con el largo pasar de los años, cuando la brillante y viva luz de nuestros enseres electrónicos reclaman nuestra atención?

    El paso y las presiones del mundo moderno no dan mucho tiempo para la reflexionar; la consideración de los eventos cotidianos, las generalizaciones de sus observaciones, y el desarrollo de sus implicaciones.  Vivimos de momento en momento, impulsados por las necesidades del presente: la economia domestica, el arreglo del carro, el pago de las cuantas de agua; que nos perdemos de la vida que tenemos ante nosotros.  

    Como el separar tiempo para mirar a las estrellas, ahora opacadas por la contaminación lumínica, ya no lo hacemos.  Somos distraídos por las luces del entretenimiento facil--el casino, el mall, o los bares, sin genuinamente ver lo que nos rodea.  No que, si miráramos necesariamente pudiéramos obtener algo de valor; la bella e inmensa Via Láctea hoy dia solo se puede ver desde distantes montes y oceanos lejos de los centro metropolitanos.  Pero, como estos ignorados gigantes, ni tomamos tiempo en reflexionar sobre nuestras vidas y sociedades, en una manera seria, honesta, y disciplinada. 

    Vivimos lejos de nosotros mismos, en constante distracción de lo que no podemos ver ni tocar.

    ¿Qué diría mi amigo Aristóteles de nuestra vida moderna?