Mozart en Puerto Rico

    Hay muchas cosas del cual quejarse de Puerto Rico.  La corrupción política, el mal manejo de fondo públicos, las bajas tasas académicas y el nocivo caciquismo que tan comúnmente se ve en todas esquinas operando en contra de una genuina meritocracia.  "¿Qué hace alguien como Antonio Garcia Padilla, sin conocimiento cientifico alguno, en el Fideicomiso de Ciencia y Tecnología de Puerto Rico?", sería una de miles preguntas que podríamos hacer sobre nuestra fallida isla.  Hay sitios peores, ciertamente.  Pero, nuestra sociedad esta tan 'rota', que a veces uno se tiene que preguntar, "¿porqué malgastar mi tiempo?"

    El concierto de Mozart que se dio ayer en el Centro de Bellas Artes es quizás la mejor contestación a esa pregunta: Puerto Rico vale la pena.

    Es algo difícil describir lo que aconteció en la sala de concierto anoche, pero desde su comienzo con unas piezas de Bach hasta el final de la ultima partitura de Réquiem fue francamente inolvidable.  Contrario a la alegación de algunos guaynabitos que todo lo que se hace en la isla se hace 'mal', la Coral Filarmónica de San Juan y La Orquesta Sinfónica de Puerto Rico fueron tan majestuosos como cualquier orquesta europea alemana.  Tal fue la calidad del sonido, la entonación y las voces, que era difícil distinguir lo que escuchaba de la mejor grabación que existe del famoso Réquiem--una de mis piezas favoritas.

    Hay que darle reconocimiento particular al La Coral Filarmónica de San Juan.  Requiem es, para mi, principalmente una pieza de coro y estos se relucieron de maravilla anoche.  Al escucharlos, nunca me había percatado de la gran variedad de tonalidades que actualmente existe dentro del mismo coro; al principio de la obra, la manera que estas diferentes tonalidades entraban en la composición fue algo espectacular.

    Quizás la única queja que tengo fue la lamentable realización que el concierto no fuese difundido al publico general a través del internet.  He aquí donde la administración del Centro de Bellas Artes--quien con alguna regularidad le recordaba a la audiencia que no se permitía tomar fotos, audio o video del evento--erró en su planificación.  ¿Que mayor orgullo sobre el talento puertorriqueño hay que sino esa Coral!  

    El haber difundido públicamente mediante internet al momento de la ejecución hubiese ayudado a fortalecer esa confianza sobre nuestra isla que tan menguante se encuentra al momento.  Hubiese quizás dado la mas contundente señal global que, sin duda alguna, en Puerto Rico si se puede.