Requiem: Carmen Romero (Noviembre, 2013)

    Me acabo de enterar que Carmen Romero, dedicada bibliotecaria a cargo de la Colección de America Latina y el Caribe falleció hace unas pocas semanas.  Consideraba a Carmen como una fiel amiga en un propósito común, por el cual quisiera hacer un reconocimiento póstumo.

    La primera vez que conocía Carmen, fue porque estaba buscando materiales sobre Francisco Jose de Caldas y José Celestino Mutis, dos científicos 'par excelente' del periodo colonial latinoamericano para alrededor de 2003.   Note en el catalogo de papel un excelente libro en la Colección ALAC, y cuando llegue ahíme tope con Carmen por primera vez.  

    Carmen, a primera instancia, es lo que podríamos denominar como el estereotipo de bibliotecaria académica: frágil en cuerpo, grandes y espesos espejuelos, y siempre mirando a uno que otro libro.  Me cayo bien de primera instancia por lo tanto que sabia sobre el tema.  Identifico unos recursos que no había visto, amablemente prestandomelos para la investigación, celosamente siguiendo de rigor todos los procedimientos archivistas que hay.  Amaba los libros y respiraba su conocimiento como si fuera una fragancia de tulipán.

    Con el transcurso de los años, solía pasar por el salón que parecía ser meramente la sala de lectura para leer una que otra revista y para charlar con alguien que se convirtió en una buena amiga.  Con el tiempo, aprendíuna que otra cosa de ella ademas de nuestros comunes temas académicos, que quisiera compartir con ustedes.  Resulta, que las revistas de estudios Latino Americanos que se encontraban en la colección (HAPI, LARR) actualmente no eran de la colección, sino revistas que la misma Carmen suscribía y que facilitaba a los lectores--algo insólito y que dice mas sobre la mala administración universitaria que cualquier estadística que se pudiese publicar.

    Al ser tan conocedora de los libros en el campo, solía preguntarle cosas que solo ella sabia: la mejor manera de obtener libros, las mejores listas de libros a la venta de la región, etc etc.  Continuamente me ayudaba a identificar fuentes al igual que expandir sobre los múltiples recursos que ahíse encontraban.  Tengo que decir que cuando Carmen me informo para eso del 2010 que se iba a retirar, se me cayo el corazón al piso.  Nunca había personalmente conocido a una bibliotecaria tan dedicada a su oficio.

    Durante el ultimo año, llegue a conocer de un sorprendente numero de cosas sobre Carmen, que quizás estuvo mas que dispuesta a compartir debido su pendiente retiro.  Resulta que Carmen había trabajado para la colección cuando se encontraba en todo un piso del Edificio de los Maestros, a unas pocas cuadras del tren urbano y/o el Centro Judicial de Hato Rey.  Para entonces, la colección aparentemente había sido adquirida por Luis Ferrer, quien personalmente  la había contratado para el trabajo en la colección.  Sus estudios iniciales habían sido en historia, si recuerdo bien, pero termino dedicandose al campo al ser tan amenable as su personalidad y modo de ser.  Curiosamente, Carmen siempre caminaba al trabajo, o tomaba el autobús, practica que continuo hasta su retiro.  Cuando la Universidad de Puerto Rico adquirió la colección, Carmen vino con esta a la institución al ser la mas conocedora de ella.  Eso había sido mas de cuarenta años atrás.

    Cuando yo entraba a la Colección, siempre veía a Carmen en su escritorio de esquina, lista para atender a la clientela, pero a la misma vez con un constante numero de libros a procesar.  A pesar de sus años, tenia un intimo conocimiento de lo digital, entrando información en World Cat, ERIC, y que se yo cuantas bases de datos en su campo--fenómeno que también relato su drástico cambio en las ultimas décadas.

    Llegue a respetar mucho la opinión de Carmen a través de los años, hasta el punto que decidíescogerla como una lectora de mi ultimo libro.  Afortunadamente, a pesar de que Carmen se había retirado ya para esa fecha en el 2011, ella era vecina de mi calle en la Avenida Hostos y amablemente acepto la solicitud.  Cuando me devolvió el manuscrito, me hizo reír algo al ver tantos puntos rojos y comentarios críticos en las paginas--quizás la mejor señal de un esfuerzo y interacción genuina con el contenido del libro.  Aunque no fue la única lectora, no hay duda alguna que su revisión fortaleció el texto, particularmente sus sugerencias en la organización macro del mismo.  

    Lamento no haber hablado mas con Carmen. 

    Luego de su retiro, ella solía pasar de vez en cuando por la Colección para ayudar a la sobrecargada directora, que lamentablemente había sido removida de su salo por los eternos problemas de ventilación y hongos que afectan la estructuras de la UPR, en este caso de la Biblioteca Lazaro.  Sabia que había un mundo de conocimiento en esa cabeza de ella, y estaba deseoso de encontrar las muchas joyas que ahíse ubicaban.  Es una oportunidad que no se dio, por su temprano fallecimiento.

    Que descanses en paz, Carmen. Son personas como tu, que hacen el trabajo de todo historiador y/o académico posible.  Te extrañare mucho, Carmen, desde el fondo de mi corazón.  Amen.