Una de las otras virtudes de la ciencia: la paciencia

    La imagen pública del científico tiende a estar estereotipada hacia el genio loco; aquella figura de alto renombre pero de poco sentido común que se le olvida donde esta y que hace mientras que vuela a través del cosmos en su imaginación y pensamiento.  Aunque algunos científicos ciertamente dan buen ejemplo de esta imagen, se podría decir que un gran porciento de las ciencias actuales no se conducen en esta manera.  Requieren la firme paciencia para la recopilación de datos a través de un largo periodo de tiempo, tal como ocurren en estudios epidemiológicos del virus del Nilo, la viruela, o la malaria.  Los vectores de transmisión humana, tal como los pájaros y los mosquitos, tienen que ser recopilados sobre una gran área, tarea difícil a pesar de su aparente simplicidad.  Este conocimiento histórico del mundo natural permite mejor evaluar la etapa de una epidemia--y su mejor manejo.