La maravilla del mercado


por Josué Montijo/ ENDI



En el número 3 de la calle Bailester, Singapur, existe un local comercial de lo más sugerente. Se llama The Fragment Room y, según su página web, está diseñado para que los ciudadanos -tan ocupados y estresados por sus asuntos cotidianos- puedan tener su momento de desahogo y gratificación instantánea.

La oferta es sencilla, económica y servida en un horario súper conveniente.

El local se compone de pequeños espacios en los que la clientela, bate de béisbol o pata de cabra en mano, puede destrozar cuantos objetos desee. Actividad idónea, dicen, para desatar la furia y alivianar las frustraciones de la rutina diaria en un ambiente seguro y estrictamente controlado. Incluso el cliente es asistido por un empleado entrenado para lanzarle platos, vasos, envases, botellas y aparatos electrónicos. La variedad es ilimitada. Y como la empresa es una con responsabilidad social cada objeto usado luego es reciclado.




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