“La distancia entre el campeón del mundo de ajedrez y las máquinas es mayor que entre Usain Bolt y un Ferrari”


Fuente: El Pais



Al ex campeón mundial de ajedrez Gari Kasparov aún le escuece: "No fue la primera partida que perdí contra una máquina. Fue la primera partida que perdí", dice. En 1997 Deep Blue, de IBM, ganó al vigente campeón de ajedrez, que llevaba 12 años imbatido. "Las primeras semanas fueron muy duras", dice. "Fui el primer trabajador intelectual derrotado dolorosamente por una máquina delante de todo el mundo". Kasparov admite que perdió no por la brillantez de Deep Blue, sino por su consistencia. Cometió menos errores. Kasparov pidió una tercera competición –en la primera en 1996 había ganado el humano–, pero IBM se negó: "Fue una sabia decisión estratégica", dice Kasparov.

Por suerte para Kasparov, no fue un caso único. Aquella distancia no ha hecho más que crecer: "La distancia entre el campeón actual de ajedrez, Magnus Carlsen, y las máquinas es mayor que entre Usain Bolt y un Ferrari".

Kasparov se ha convertido hoy en un evangelista del futuro de la inteligencia artifical y de la colaboración entre hombre y máquina. Esta lección sobre la bondad del futuro se ha dado en la primera edición de Onlife, un encuentro organizado en Milán por el diario La Repubblica con la colaboración de Lena, una asociación de periódicos europeos a la que pertenece EL PAÍS. Onlife es un neologismo inventado por el filósofo italiano Luciano Floridi que significa ese espacio donde "no hay una diferencia real entre estar online y offline, y que es una gran zona híbrida, rebautizada como onlife", según Carlo Verdelli, director de La Repubblica.




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