La Insólita Sentencia de Carmen Jiménez Gaudarrama y la Hipocresía del Feminismo en Puerto Rico

     "Cara de cartón."  Así fue como José Arsenio Torres (programa radial "Ultima Palabra", RadioIsla 1320, 4 de julio de 2007) apropiadamente caracterizó la actitud de Carmen Jiménez Gaudarrama, quien conscientemente permitió que su compañero consensual repetidamente violara a su niña a través de varios años, dejandola preñada dos veces, a los 11 y 14 años de edad.  El caso es tan chocante, que la reacción de la madre Jiménez Gaudarrama al salir de la sala de corte nos deja anonadados.  La madre, con su despreocupada sonrisa al saber que no va a tener que cumplir cárcel, parece estar completamente aneja de la realidad moral y las consecuencias psico-sociales y de su acto.  

    Pero Julio Muriente, a mi parecer, se acercó más al meollo del asunto.  'Me atrevo a decir que [Carmen Jiménez Gaudarrama] tiene mayor culpabilidad que el propio violador' (parafrase).  No obstante, aunque Muriente se acerca al porque de la gravedad del caso, tristemente no llega la real causa por su culpabilidad y el gravamen moral del asunto; no arriba a su 'conclusión final' del transcurso 'dialéctico'.  Muriente caracterizó la culpable madre solamente como 'cómplice del evento'.  De hecho, si el padrastro había cometido una violación moral, su esposa Carmen Jiménez Gaudarrama había cometido una doble violación ética contra su propia hija biológica.  El gravamen de la madre era doblemente peor, por el cual merecía doble la sentencia que su convicto segundo esposo.

    Veamos.

    Todas las sociedades se constituyen básicamente en redes de mutuas dependencias, tanto del hijo al padre, del empleado al patrono, y así ad infinitum a través de la gama de actividades que permiten la existencia del ente colectivo.  En todas estas múltiples relaciones, típicamente existe una parte 'desamparada' e 'inferior' ('subalterna' en algunos lingos liberales) y otra parte con mayor poder y conocimiento y, por lo tanto, 'superior' ('bourgeois' en el lingo marxista).   En estas relaciones, inherentemente e inalterablemente desiguales por la naturaleza y circunstancia de los actores involucrados, existen ciertos deberes y derechos de una parte a la otra.[1]  En particular, la parte débil y dependiente del contrato implícito tiene ciertos derechos inalienables, que sirven para el beneficio de la relación inmediata la igual que de la sociedad mayor al cual pertenecen.  Al ser constituida por estas relaciones desiguales, la sociedad se desmorona con la caída de estas.  Cuando se violentan estos derechos, ocurre una 'doble violación' por parte del superior que hiere tanto al individuo inferior como a la sociedad que estos pertenecen.  Incluso, bajo ciertas circunstancias, puede ocurrir hasta una "triple violación", que se describirán  más adelante.  La frecuencia de  estas doble violaciones pueden utilizarse como un indice de fragmentación social y colapso colectivo.[2]

    El caso de Carmen Jiménez Gaudarrama es útil para ilustrar estas dinámicas.

    La persona que comete un crimen en nuestra sociedad moderna, típicamente lo comete contra una persona anónima--alguien que jamas y nunca ha conocido, y por el cual tiene ninguna relación sentimental hacia la misma.[3]  (La excepción tienden a ser crímenes pasionales.)  El ladrón se roba un carro y atenta contra la propiedad privada de la víctima, acto que sin duda constituye un crimen por haberle deprivado a la víctima de una importante mecanismo de transportación para uso económico (llegar al trabajo) o emocional (visitar a personas queridas).  El criminal le depravó a la víctima de su propiedad privada, constituyendo así un delito prohibido por la sociedad.[4]

    No obstante, aquella persona que tiene un contrato implícito con un segundo conocido (típicamente 'inferior'), como es el caso de la "madre" (si así la podemos llamar) ante nosotros, violenta la moral dos veces.  La primera instancia ocurre debido a la realización del crimen per se, como mencionamos en el caso anterior del robo de carro: la violación fisica-sexual en este caso.  Pero también se le deprava la niña de su adolescencia y vida adulta al tener que cuidar a otros (sus hijos) sin poder madurar y disfrutar esos importantes años de adolescencia.   Sobre este primer acto inmoral, se puede añadir la segunda instancia, que ocurre cuando se violenta la confianza espiritual en el cual se le había puesto la joven madre--algo parecido con los grandes ejecutivos de las grandes compañías (WorldCom y Enron) que defraudaron la confianza en la cual se había puesto en ellos.  La madre tenia la obligación de proteger a la niña y no de conscientemente ponerla en peligro.  (Es muy probable que la madre lo hizo a propósito, para ganarse el 'favor' de su nuevo esposo.)

    Ciertamente, la dinámica de doble violación no se limita a casos de delito sexual como el que tenemos ante nosotros, sino existe cualquier instancia que ocurre el abuso de poder en todas las relaciones desiguales que existen en una sociedad.  No obstante, la ironía del caso, particularmente en el contexto del feminismo, es que lo femenino se utiliza para tratar de borrar la genuina naturaleza criminal del acto--de fingir que el delito no fue doble o simple, sino 'fraccional' y así atribuyendo una sentencia menor por parte de la comunidad mayor.   La fémina (Carmen Jiménez Gaudarrama ) se auto-caracteriza públicamente como una víctima de sus circunstancias, jamas reconociendo cuales eran sus responsabilidades.  Coquetea con la audiencia, como si fuese ella misma una pequeña infante, contrario a su realidad actual de ser una madre adulta.   Utiliza su "cara de cartón" (Arsenio Torres) para crear una mascara emotiva y disfrazar el profundo fraude que esta acaba de cometer.[5]  

    Irónicamente, aunque el feminismo alega eliminar la doble vara, en la práctica común observamos que lo femenino se utiliza como una mascara precisamente para crear el infamoso "double standard".   Mientras que, cuando vienen al reclamo de derechos la féminas ponen un grito al aire, cuando vienen a sus responsabilidades, estas hipócritamente lo utilizan para obviarlas.

    Pero la practica no se limita a las féminas sino que se puede observar también en la comunidad de varones homosexuales, quienes han internalizado conductas 'femenizadas' como parte de su entorno psicológico y traje social.   La conducta femenina--la postura sumisa y postrada sin defensa ante los poderes mayores--se utiliza para esconder sus responsabilidades sociales.  El varón homosexual parece conocer la reacción casi innata del ser humano en reducir su agresividad ante este patrón de conducta (la fémina sumisa), disminuyendo drásticamente la alta probabilidad de castración social en situaciones de alta tensión psíquica.  Mientras que podemos hipotetizar el beneficio de estos patrones de conducta en el lejano pasado social de la historia evolutiva humana, en el cual la joven y sumisa fémina representaba el futuro biológico (genético) de la comunidad, en una sociedad moderna la conducta se trasforma en un vicio nocivo en contra de los mejores intereses colectivos.  Posiblemente, esta dinámica explica la tendencia histórica de atacar la feminización de Roma como causa principal se su caída imperial.

    Podríamos describir un sinnúmero de casos de doble violación en la sociedad, en la cual se encuentra la doble violación al igual que el uso de la mascara femenina para esconder la genuina naturaleza del crimen etico-moral.    Una vez más, esto no se limita estrictamente a conducta de féminas per se, sino que constituye un 'arquetipo' que se puede observar comúnmente en la sociedad puertorriqueña.  Tiran la piedra a la casa de vidrio, y luego se econden en los arbustos.

    Por ejemplo, las relaciones paterno-filiales típicamente dan un cambio de 180 grados a manera que los padres se convierten en ancianos y van perdiendo sus capacidades físicas.  Han habido numerosos casos reportados en la radio local, sobre el hurto de los pocos ahorros del anciano--que necesita en su ultima etapa de vida--por parte de los hijos.  Como el caso de la joven madre, ocurre una doble violación, no tan solo por el hurto de dinero sino por la brecha de confianza en el cual el padre había puesto sobre el hijo.  El hurto resulta ser peor y de carácter más grave que si se los hubiese robado un ladrón debido la relación íntima entre las personas involucradas.   Cuando, luego del crimen, hay un reclamo de responsabilidad fiscal, el 'criminal' pone cara de 'mujer sumisa' para reducir los costos sociales de su mala conducta. 

    Otro ejemplo podría ser el de un líder departamental universitario, en el cual se le han implícitamente puesto ciertas confianzas de integridad debido la naturaleza 'comunitaria' de su posición académica.  Cuando este inapropiadamente comenta y se burla de los problemas psicológicos - personales de sus estudiantes (un estudiante se da de baja y el director lo menciona por nombre y apellido al igual que lo llama "loco" a los demás estudiantes) hipócritamente violenta gravemente las responsabilidades más intimas de su posición.  Por otro lado, cuando se le reclama que conteste a su deberes profesionales--una baja productividad académica, por ejemplo--este se postra muy sumisamente ante las autoridades con el sutil tacto mas para ganarse el oído (y perdón) de su pequeño y diminutivo circulo social.  Los demas se compran el cuento, y este se sale con las suyas riendo.  Vemos el mismo patrón: doble violación y uso de mascara feminizada para evitar los apropiados castigos sociales pertinentes a tal violación.

    Finalmente, podríamos aludir hipotéticamente a la directora de tesis que, como madre de joven, expone su 'hija' al lobo sin defenderla, para luego encubrirse con la 'cara de cartón' feminizada.  La directora de tesis se pinta las uñas, se peina el pelo, mientras que el lobo devora a su hija. Tal como en el caso de Carmen Jiménez Gaudarrama, la directora vende a su hija para ganarse el favor del lobo.  Habla en la frágil entonación de la joven sumisa cuando en la actualidad su tiempo de posible reproducción habían desvanecido hace  años.  Entretanto, la pobre estudiante, que como la niña depende de ella de consejo intelectual e emocional de su 'madre', es abusaba a lo largo de transcurridos años sin poder defenderse.  Tal como el padrastro que se aprovechó de una indefensa niña debido a su propia impotencia sexual, el lobo devora la indefensa estudiante con el pretexto público de estar ayudandola.  La real naturaleza del crimen pasan desapercibidos a los demás, sin que cualquier justicia sea establecida por las autoridades pertinentes.  Si es el caso que la directora de tesis es una feminista, constituye una triple violación--la tercera siendo una hipócrita violación a la ideología feminista que la profesora alega practicar públicamente.

    Así son algunos de los cuentos de craso abuso de doble violación--por omisión o comisión--que ocurren en nuestras sociedades modernas.  Las personas en posicion de poder abusan de su deber magisterial.  Mientras tanto, utilizan la linda cara de cartón femenina para esconderlo todo, y el resto del mundo sigue como si hubiese ocurrido nada.  No les convienen decir lo que todos mutuamente saben.

    

NOTAS

    1. Al nacer sin conocimiento, los individuos son alimentados con información y destrezas a través de su vida biológica, aprendiendo y enseñando  a manera que envejecen. 

    2. De romperse la relación desigual debido a continuos incumplimientos de los contratos implícitos, se disuelven los núcleos  básicos que componente la sociedad y, por definición, la sociedad misma.

    3. Algunos estudios han demostrado que el aumento en crimen de las sociedades modernas precisamente se debe a la anonimidad y la ausencia de factores emotivos mas comúnmente encontrados en pequeñas sociedades.  Esto aplica tanto a la relación entre víctima y criminal--uno es menos propenso a actos contra personas conocidas, al igual que la relación entre el criminal y la audiencia. (Si todo el mundo sabe quien uno es, no hace sentido cometer un crimen del cual lo van a poder identificar fácilmente en el futuro.

    4. De acuerdo con John Locke,  la propiedad privada es un "derecho natural" al ser fruto del esfuerzo y labor de nuestras manos y mentes.  Como nadie nos puede prever de las manos y mentes al constituir nuestro cuerpo,  se le extiende el mismo 'derecho natural' a sus productos inmediatos(propiedad privada).  El problema surge cuando se abstrae este derecho de su contexto original, tal como ocurre cuando se crea el dinero--un tema teórico sumamente problemático para Locke al resultar en graves desigualdades sociales.   El problema teórico todavía no ha sido resuelto por las mejores mentes, como intento hacerlo Karl Marx el siglo pasado.

    5. En algunos círculos sociales, se le conoce como "cara de lechuga": mantener un rostro feliz y frágil conociendo íntimamente que uno ha cometido un grave error moral.