La importancia del Plan Integral (DRNA) para el Corredor Ecológico del Nordeste (CEN)

    Aunque muchos quizás piensen que el Corredor Ecológico del Nordeste (CEN) ya esta "planchado" mediante orden ejecutiva del gobernador Aníbal Acevedo Vila, el futuro del CEN todavía esta en el aire.  De Acevedo Vila perder las elecciones o ser encontrado culpable en la investigación federal, es casi cierto que fracasará el CEN.  Aquí entra la importancia del documento preparado por el Departamento de Recursos Naturales.  El Plan Integral  del (CEN) compromete al gobierno de Puerto Rico, y sus futuras administraciones independiente del partido político al cual pertenecen, a establecer una zona natural en la isla.  Cualquier administración que entre a mando tendrá que 'lidiar' con el plan.  Es decir, el plan será el necesario 'inca pie' para el futuro bienestar de la isla.

    Pero, cómo muchas cosas en la vida, usted se preguntará, "y ¿porque?"  ¿Qué importancia tiene el CEN y su Plan Integral; cuál es su significado; de qué me vale a mi como persona?  

    El CEN y el plan que lo establece se trata, en fin de cabo, de nuestra identidad colectiva:  de quienes somos en el presente al igual que de lo que queremos ser en el futuro.   

    Aunque los políticos o ejecutivos de corporaciones publicas tienden a hablar como si fueran reyes de vastos continentes, nosotros los que componemos la ciudadanía nunca podemos olvidarnos que nuestra isla es pequeña, de solo 100 x 35 millas y, por ende, tenemos que ser sumamente críticos en los usos de terreno.   El establecimiento de unas 2,000 cuerdas a dos desarrollos hoteleros es algo sumamente cuestionable, no tan solo porque cede territorio no-desarrollado a actores foráneos, sino porque ya existen numerosos hoteles en la región.  Hay unos 51 centros hoteleros en la isla, de los cuales poco menos de la mitad (19) se sitúan en solo 4 municipios de la zona norte-oriental. La idea que se necesita otro hotel más es patentemente absurdo y cuestionablemente desde un punto de vista estrictamente económico.  La diversidad de 'inversión" es un punto clave para cualquier manejo de 'cartera' exitoso.  

    Algunos argumentan que el futuro económico "depende" de la industria hotelera, pero el hecho es que en la actualidad los hoteles contribuyen un porcentaje muy pequeño a la economía puertorriqueña.  Usando el lingo académico liberal, estos son 'enclaves' foráneos en territorio nativo (puertorriqueño), el cual dejan unos pocos fondos al erario estatal pero que resulta principalmente en un vuelo de capital de la isla.  La corporación Marriott generó en el 2007 unos 12 mil millones anuales en sus operaciones mundiales.  Estas compañías hacen tanto dinero, que poco le dolería la perdida del local: la perdida de solo 0.016% de su ingreso anual--el chavito del "Willie tax" en Caguas.  Los mismo podemos decir de la cadena hotelera Four Seasons.

    Pero el argumento a favor del CEN y el Plan Integral que lo representa va mucho más a fondo que el lucro monetario: entra en las 'tripas' de nuestra cultura; entra en lo que somos y lo que queremos ser como pueblo.

    La diferencia entre un hotel y una reserva natural es como hablar de la diferencia del cielo y la tierra; ambos establecen ámbitos de interacción personal y relaciones sociales diametricamente opuestos entre si.   Mientras que en un hotel se da una dinámica jerárquica de relaciones desiguales, todos los presentes en una reserva natural participan como los miembros iguales de una misma colectividad ante algo mayor que si mismos: el mundo natural.  La reserva natural es más "democrática".   Mientras que el hotel se basa en el 'placer' y el ocio y, por ende, promueve las peores conductas humanas, la reserva natural se basa principalmente en la empatía y la búsqueda de dialogo y consenso común.  La reserva natural estimula la virtud personal.  Mientras que un hotel es en su esencia un territorio privado que, al ser costoso está disponible sólo para unos pocos, la reserva natural es pública y libre a todos los miembros de una colectividad--o de un costo sumamente módico que permite una gama de participación mucho más amplia de la comunidad, de esta querer ejercerla.  La reserva natural estimula la "agencia" ciudadana.  Mientras que el hotel cierra las posibilidades a una colectividad, la reserva natural las abre socialmente, políticamente, e científicamente.  Dios sabe si la cura al cáncer o el SIDA se encuentre en una de las 50 especies que ahí viven, muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción.

    En su principio, el CEN crea un espacio abierto para un dialogo con la naturaleza.  Tristemente, los puertorriqueños, al igual que muchos otros hispanos y minorías de pocos recursos económicos, no tendemos a disfrutar la naturaleza.   Tendemos a vivir encapsulados de nuestras burbujas sociales, aun cuando visitamos el 'mundo natural'.  Traemos radios que tocamos a todo volumen, vamos a Boquerón durante las Justas para tomar alcohol y conocer 'el muchacho' o 'la muchacha', vamos a la playa para mirar y ser mirados en trajes de baños tan diminutos que interfieren con la imaginación romántica.  Es una tendencia que se da a través de la mayoría de clases, grupos sociales y razas que se componen nuestra colectividad.  La idea de estar a solas con la naturaleza, o en un conjunto pequeño pero intimo que trata de entenderla, le da pánico y temor a muchos de nosotros--o por lo menos no es un hábito que se ha establecido en nuestra colectividad.  (Las nuevas generaciones parecen estar acercandose más a esta 'cultura naturalista'.)     Somos de la bomba y plena africana, del merengue dominicano o del rock estadounidense, de la música pública y festiva, pero no de silencioso murmullo de las tortugas, pájaros, y peces que nos rodean.  

    Mediante esta dinámica, la sociedad se convierte en una proyección del mundo familiar.  Miramos los entornos institucionales como si fueran entornos de familia, resultando en una consecuente rivalidad patetica al nivel institucional-gubernamental análoga a aquella entre niños por los limitados "recursos de los padres".    En vez del reconocimiento la propia realidad el ente social, y la creación de nuevo valor añadido mediante interacciones sociales dinámicas y creativas, la proyección de la familia al entorno social resulta en la pequeñez y la mezquindad del dialogo público y en la fácil mentira de la competencia interpersonal.  La ausencia de la experiencia natural exacerba la lucha inter-comunal, contundentemente demostrada en nuestra legislatura puertorriqueña--un mero espejo de lo que somos como colectividad. 

    EL CEN y su Plan, por lo tanto, no se trata meramente de la política, la economía, o incluso de la ecología.  Se trata principalmente de nuestra evolución como pueblo; de promover una serie de relaciones sociales que estimulan la virtud privada ante las amenazas creadas por nuestra prospera modernidad establecida durante el último medio siglo.  Ayuda a restablecernos con nuestras 'fuentes primarias' de ser: el mundo del cual vinimos hace miles de años pero, como un pariente extrañado, uno con quienes nos encontramos sumamente distanciados en nuestro cotidiano vivir.   Ayuda a reenfocarnos sobre lo que es importante, al igual de recordarnos sobre los cimientos básicos de toda sociedad moderna.