Sello de goma

    Debería de parecer suficiente obvio que los gobiernos no se pueden administrar en la misma manera durante tiempos de escasez que durante periodos de plenitud.  Durante la ebulencia económica, aumentos en arbitrios tienen poco impacto personal porque todos tienen mas, dando que mayores imposiciones gubernamentales los afecten menos.  Pero, cuando hay escasez, el aumento de arbitrios lastima la poca genuina actividad económica, quitandole ingresos de quiénes producen para darles a los no-productores--teniendo un contundente efecto regresivo. Contrario a esta obvia observación, parece que se ha institucionalizado una política que presume la 'eterna plenitud', dando que el barco de estado no cambie de rumbo independientemente de las realidades que lo rodea.  

    Así, fue como se hundió el Titanic.

    El gobierno de Puerto Rico, en específico la administración de Alejandro Garcia Padilla, no parece haber internalizado lo que varias décadas de decaimiento económico implican para su gobernación.  (Ni tampoco a sus consejeros.)  Desde 1975, Puerto Rico ha estado produciendo menos año por año, en términos reales; la eliminación de las 936, establecida para contrarrestar este cambio, empeoro la situación.  Ciertamente su genuino efecto no se ha sentido en la economía debido las elevadas desudas que han incurrido todos los entes gubernamentales--en particular las corporaciones publicas.  Todo el mundo se debe a si mismo, creando una artificial burbuja que cuando explote, reventara de tal manera que producirá un cambio revolucionario en la sociedad puertorriqueña. 

    Pero, ante esta situación, para no 'perder la cara', nuestros legisladores también acceden a las presión política de su partido y se convierten en cómplice del gobernador.   Al decir que 'si' a cualquier cosa que les pide el gobernador, se convierten en el cliché mas conocido de la historia política de Puerto Rico: un sello de goma del gobernador.

    Estoy con Manuel Natal--un joven legislador que parece tener mas consciencia y conocimiento que la mayoría de sus colegas.