Lo que destapó el escándalo de la Junta de Control Fiscal: el pobre liderato político en Puerto Rico

Alguien me sugirió ayer (viernes) que el rumor del cierre del Banco Gubernamental de Fomento pudo haber sido un “April Fool’s Joke” de mal gusto. Cada primero de abril en Estados Unidos, se juega algún tipo de truco en las personas, parte de los rituales culturales de esa nación. Independientemente de su veracidad, el hecho que la población se lo creyera es testamento sobre el pobre pensar de la administracion fiscal del país.

    Luego de una semana completa sobre el escándalo de la Junta de Control Fiscal, fue casi si lo del BGF el viernes fuera una broma para desviar atención sobre el genuino escándalo que destapo la crisis: la baja calidad del liderato político puertorriqueño. Lo del BGF pudo haber fácilmente sido algo para desviar la atención de lo medular del asunto: la abundancia de políticos de pacotilla en el gobierno.

    Los líderes politicos, tanto del partido estadista (PNP) como del popular (PPD), viven en una burbuja. 

    Es mas que patente que la propuesta Junta de Control Fiscal tendría poderes ‘absolutistas’ para indagar sobre todos los asuntos financieros y económicos del país. Ante esta ‘imposición’, TODOS los alegados líderes politicos (o quienes pretenden ser líderes politicos) reclamaron sobre la injusticia del proceso. Los nombro por nombre y apellido, empezando con Alejandro Gracia Padilla: Pedro Pierluissi, Alejandra Lugaro, Wilma Reveron, Carmen Julin, Rafael Bernabe, Manuel Cidre, etc. Incluso, quienes primero había adjudicado a favor de dicha junta, se hecharon para atrás: Jennifer Gonzalez y su amiguito Ricky Rossello.

    El honesto hecho es que, como Estados Unidos provee aproximadamente la mitad del erario estatal, esta en plena libertad y derecho para acceder cualquier cuenta de banco que le de la gana para ver como sus dineros se están utilizando. Y he aquí la burbuja en el cual viven casi todos los líderes políticos del país: presumen una falsa autonomía que de hecho no existe. (Por esto no me refiero a una autonomía política, sino a una autonomía fiscal.) Digo que la Junta venga y haga lo que le de la gana, simplemente porque es su dinero, y al ser su dinero, tiene todo el derecho de averiguar directamente como sus fondos se están usando.

    La única manera de legítimamente haber hecho el reclamo que nuestros alegados politicos se pasaron toda la semana gritando, es que Puerto Rico no recibiera fondo federal alguno. Bajo estas circunstancia, podríamos fácilmente separar el asunto económico del asunto político—-que tan entremezclados se encuentran al momento. Es decir, la dependencia económica, por definición, siempre impondrá una relación politico-colonial entre las partes.

    En este sentido, creo que la candidata a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Maria de Lourdes Santiago, hizo lo correcto esta semana en decidir no unirse al grupo—que ciertamente hubiesen hecho un grupo de “April fools” en su argumentación publica en contra de la Junta de Control Fiscal. No es que Santiago apoyará la Junta, sino que simplemente no se dejo llevar por los llanos reclamos de nuestro fallido gobernador.

    Por lo tanto, es bastante claro que Puerto Rico necesita un cambio fundamental en su liderazgo político. Tiene que haber un radical cambio el estatus quo politico, y se le debería de entregar por un periodo no menos de 50 años control de nuestras entidades gubernamentales a dicho partido. Por lo revelado esta semana, ninguno de los demás partidos- PPD, PNP, PPT, o los candidatos independientes merecen nuestro voto.