Medioambiente: El 2018 y la apuesta de futuro


Fuente: Claridad


 
Son los más vulnerables los que nos muestran el camino hacia la recuperación tras el paso de los huracanes en el 2017. Por un lado vemos a la naturaleza trabajando con eficiencia, sin perder tiempo, reestableciendo los procesos que permiten la interacción entre animales, plantas y el medioambiente y que dan forma a la comunidad natural. Por otro lado vemos a las comunidades que enfrentan las injusticias de la desigualdad tomando las riendas del futuro en sus manos para asegurar el bienestar de sus residentes y del país en general, poniendo sus capacidades en función para brindarse apoyo, abrirse a nuevas ideas, desarrollar iniciativas y procurar soluciones sostenibles. En el 2018 vemos pues un país que en su capacidad natural y comunitaria está en movimiento y evolución y que contrasta con un gobierno que no sale del estancamiento.

El golpe de los huracanes todavía se refleja en el semblante de nuestro entorno natural. Fue la naturaleza el primer frente de batalla, sufriendo los estragos de un ataque sin piedad. Y es sin duda un ataque, porque aunque natural, estos son eventos alimentados por la acción irresponsable del ser humano que ha permitido contaminar nuestro planeta, a cambio de muchas monedas para unos pocos, produciendo un cambio climático que hace más violentos y frecuentes estos episodios atmosféricos. El resultado: bosques devastados en 90 por ciento y reducción en las poblaciones de especies de fauna y flora tras enfrentar los fuertes vientos y las crecidas de los ríos; corales fracturados y la pérdida de costa y de su vegetación producto de la embestida enérgica del mar. Todavía no se sabe con precisión y detalle el efecto total de estos dos eventos atmosféricos en nuestros recursos naturales, pero sí sabemos que hoy se encuentran vulnerables, con capacidad limitada para enfrentar tormentas futuras. Los expertos indican que tomará más de una década para que la naturaleza se regenere.

No empece el embate, ha sido la naturaleza la primera que ha tomado un paso afirmativo hacia la recuperación. Sin necesidad de un plan fiscal que la guíe, ya vemos a nuestras montañas recubriéndose nuevamente del verdor que las distingue. Vemos a nuestra flora y fauna en plena faena de reproducción y propagación. No estar a la merced de fondos federales brinda gran capacidad de acción.




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