Lacayismo portorricensis 201*

    De ser correcto nuestras observaciones en el previo ensayo sobre el lacayismo en Puerto Rico [ENLACE], hay medidas que el estado puede tomar para reducir su presencia y minimizar su impacto.  Recordemos que aunque actores 'externos' son una condición necesaria para su existencia--los actores que 'compran' los lacayos en primer lugar, estos no constituyen un factor suficiente para el lacayismo. 

    El nivel de endeudamiento es una clave importante sobre el cual el estado pude tener algún nivel de interferencia efectiva.  

    Un papel es la educación, en especifico la restitución de clases de 'economía domestica' en TODAS las escuelas publicas.  Típicamente se concibe  el tema como uno del buen hogar: como cocinar, enmendar ropa etc. Pero esta definición, obviamente enfocado a la crianza de la 'buena fémina', obvia el sentido original de la palabra griega: la administración de un hogar con respecto a su logística y finanzas. Este reenfoque de clases es necesario para que los puertorriqueños desde una temprana edad aprendan el buen manejo de dinero y el vivir dentro de los medios financieros que tengan disponibles. Ayuda a mejor entender el peso y el valor del dinero--algo que se da por presumido pero del cual muchos carecen.  ¿Cuanto dinero deberíamos ahorrar? ¿Que porciento de nuestro ingreso debería de ir al pago de una casa? Etc, etc.  Son preguntas simples pero importantes que todo individuo debería de poder dominar antes de entrar al mundo del trabajo.

    Obviamente, aunque esto tenga una influencia en las generaciones que vienen para el futuro, la sugerencia es algo muy tarde para aquellos que ya se encuentran en la plenitud de vida. ¿Como ayudarlos?  Los ingresos y gastos de un individuo son temas de alguna complejidad, cuyas dinámicas varían grandemente a través de las escalas sociales.  No obstante, es obvio que aquílos bancos constituyen nuevas claves para su resolución debido al hecho que, en la gran mayoría de las circunstancias, van a ser las mismas cuentas de banco que reciban tanto los ingresos como los gastos del individuo.  Aunque sea un tema delicado, que raya sobre la privacidad del individuo, se podría implantar ciertos algoritmos que detecten tempranamente cuando un individuo este empezando a tener problemas financieros.  Esto le permitirá a una agencia comunicarse directamente con la persona mucho antes de que el problema financiero estalle en una crisis económica y personal para el individuo, que posiblemente termine en su suicidio.  De captar el problema 'en su raíz' ciertamente tendrá algún efecto en reducir las bases del lacayismo.

    Pero, estas dos propuestas tampoco resuelven el problema de la inestabilidad laboral que se da como resultado de la contienda política cada cuatrienio.  He aquídonde existen medidas bien reconocidas, aplicadas a un sunumero de sociedades, para rendir algún nivel de estabilidad y confianza.  

    Aunque no le gusten a los líderes políticos, es necesario y urgente que se modifiquen los principios implícitos de las relaciones laborales que se dan. Me refiero, por supuesto, a los exámenes civiles.  Todo empleado gubernamental tiene que tomar exámenes civiles: exámenes que capten en nivel y amplitud de destrezas de sus potenciales laboradores.  Analfabetas funcionales no pueden estar en posiciones de gobierno. Punto.  Importe o no  cual fue su trasfondo educacional, el estado no puede darse el lujo de regalar empleos a personas que simplemente no van a poder cumplir con sus hazañas, debido que va a requerir un segunda o tercera persona para completar dicha hazaña.  Igualmente señalamos que tal mecanismo ayudaría a brindarle el importante papel social y económica de la educación--un papel que ha decaído drásticamente en nuestra sociedad contemporánea, precisamente debido a la ausencia de criterios educativos para la contratación y la movilidad social. En fin, es un regreso a las bases meritocraticas de la sociedad puertorriqueña.

    Igualmente, se tienen que establecer normas justas de ascenso dentro de toda burocracia, que combine tanto las necesidades de una fuerza laboral ágil y diestra con la necesidad básica del empleado en realizar los frutos y beneficios de su duro esfuerzo y ardua labor.  Como señalamos en un ensayo previo, la regla del crecimiento exponencial debería de ser la contextualizacion de dicha evaluación.  Principalmente esto constituye una serie de evaluaciones que van aumentando 'logaritmicamente' con el pasar del tiempo, que estén en consoné con la condición de vida del empleado.  Es decir evaluar el empleado en un transcurso de tiempo que dobla en cada ciclo: por ejemplo 6 meses, 1 año, 2 años, 5 años, 10 años etc.  (Empleados jóvenes tienen mayores oportunidad de cambio, mientras que empleados de mayor edad son conferidos con algún nivel de estabilidad económica proporcional a su estado y condición de vida.)  Despedir a alguien luego de que este laboro 40 años en una oficina es, en la mayoría de las circunstancias, un atropello a la dignidad humana.

    Pero el estado nunca puede descartar su derecho en despedir empleados inescrupulosos e ineptos, como actualmente ocurre hoy día.  Todo líder de agencia tiene que tener la habilidad en despedir individuos fulminantemente.  La garantía de trabajo rinde paz mental, pero también puede degradarse a la inepta vagancia--después de todo, si se que mi conducta no tiene impacto alguno en mi trabajo, de poco me voy a preocupar sobre la calidad del mismo.  El resultado y la funcionalidad siempre tienen que ser ejes principales de toda evaluación laboral.  Es obvio que lacayos pasan la mayoría del tiempo 'mirando a otros y a sus alrededores', afectando negativamente su trabajo; un rasgo distintivo del lacayo es su baja productividad.  Si se establecen criterios de productividad en TODOS los rangos laborales, entonces la probabilidad que un lacayo se 'cuele' será grandemente reducida.  Aun de colarse, será de poca efectividad como lacayo debido que tendrá tener que estar trabajando para mantener su posición.

    Finalmente, tienen que haber las mas severas repercusiones a aquellos que violan los cánones de conducta profesional.   Tenemos que eliminar el 'moral hazard' que parece caracterizar algunos miembros de la elite puertorriqueña: aquellos que falsamente opinan que están por encima de la ley y que, por lo tanto, se sienten en la completa libertad de hacer lo que les da la gana-- actos de hostigamiento, degradación de calidad de vida, o asesinato.  Cualquier criminal, no importa cual sea su escala social, tendrá que sufrir ante la Justicia las consecuencias directas de sus actos criminales.